POBRE: QUIERE SER RICO

Desde que leí Queremos que seas rico no paro de preguntarme: ¿Quiero ser pobre o quiero ser rico? Ese es el dilema que enfrenta a los hombres de bien ante la desaparición de la clase media, según los autores Donald Trump (magnate polirrubro) y Robert Kiyosaki (autor del best seller Padre rico, padre pobre). Me costó un poco decidir, pero elegí ser rico. Leí el libro… y qué quieren que les diga: me parece que voy a tardar un poco en conseguir mi primer millón. Será porque no entiendo lo que quieren decir, o lo entiendo pero es impracticable, o es practible pero me chupa un huevo. Los autores dan algunos consejos como “piensa en grande” o “ahorrar dinero es obsoleto”, pero no explican muy bien cómo hicieron sus fortunas, además de la que ganaron con este libro, ni por qué 9,9 de cada 10 boludos que lo compran para imitarlos, fracasan. Ideal para boys scouts, miembros de Junior Achievement y aspirantes a conferencistas de coaching ontológico.

Puntaje: 3 (Dolor de huevo)

Paseo por el Aqueronte

Sí, ya sé: el imbécil soy yo por querer ir al centro de Córdoba en auto, a pesar de las advertencias. Enfilé por la costanera y, tras comprobar que el tránsito venía fluido, aceleré tranquilo. Justo una cuadra antes de llegar al puente Alvear, la columna negra del humo de las gomas me alertó, pero era tarde. No podía seguir, no podía dar marcha atrás, no podía doblar. Juro que batí todos los récords de puteadas por segundo, admito que me cagué en todas las madres de los municipales que estaban cortando la calle porque no les alcanza el 70% del presupuesto municipal. Y mientras marchaba en la lenta caravana que finalizó a las tres cuadras y 40 minutos, tragando el humo de las cubiertas quemadas, traté de reprimirme para no escupir el enano fascista que llevamos adentro. Pero el muy hijo de puta me ganó. Consejo: no vayan al centro cuando hay marchas.

Puntaje: 4 (Cálculo renal)