No estoy seguro de entender a Mike Myers en toda su dimensión. O es un genio dotado de una capacidad descomunal para el histrionismo, o la película que alquilé hace poco (El gurú del amor, 2008) es un rejunte de gags tan efectivo como el factor AG para evitar los gases.Me inclino más por el sentido común de espectador, así que les recomiendo: si les quedó en la memoria la buena época de El mundo según Wayne, quédense con esa imagen de Myers y sepulten el resto para siempre (salvo Jessica Alba), Austin Powers incluido.
Uno no termina de entender si el actor se ríe, se burla o está mamado. Aunque hay borrachos con más gracia.
Puntaje: 4 (Cálculo renal)