
No, señor: Loca por las compras es la prueba de que Hollywood, además de todo eso, también puede convertir una patología tan naturalmente estadounidense, como la adicción al consumo, en una anécdota de liquidación: la chica hermosa zafa de las deudas, se cura de un día para el otro y encuentra al amor de su vida, mientras nada opaca el glamour de las vidrieras newyorkinas.
Encima fui al Gran Rex, donde las butacas renguean y después de las 21 ya no quedan panchos.
Puntaje: 3 (Dolor de huevo)