Primero hay que creer que un pedacito de plástico en la muñeca te dará poderes extraordinarios. Después hay que cambiarse, ponerse los zapatos, ir hasta el centro o hasta el shopping y tomarse un tiempo para elegir el color. Por último hay que pagar los 200 pesos que cuesta. Y entonces sí: acabamos de comprar el moderno buzón para giles.Pero eso no es todo: para retener la categoría hay que ir por ahí exhibiendo el elemento, contando que “es una maravilla” y que desde que lo uso “me siento con más energía”.
A la empresa ya le pusieron mil multas por publicidad engañosa, pero no hay caso: vengan como pulseras o como gotas en un frasquito marrón, nos encanta comprar humo.
Puntaje: 4 (Cálculo renal)
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