6/9/08

No hay avioneta que valga

Un agobiado Juan Carlos Lecompte me recibió en su casa el jueves 6 de marzo, hace seis meses exactos. Fue en el mismo departamento que compartía con su esposa Ingrid Betancourt el día que la secuestraron, el 23 de febrero de 2002.
Sentado frente a un ventanal desde el que se divisiba el centro bogotano, en lo alto de la zona residencial El Castillo, el hombre masticaba un poco de angustia, otro de bronca. Puteaba contra el presidente Uribe, se removía en el sillón, buscaba convencer de su voluntad por hacer todo lo posible para liberar a Ingrid.
Se levantó de repente, apagó el cigarrillo, caminó hasta una caja repleta de fotos, sacó una y me la alcanzó. Era la imagen de los dos hijos de Betancourt: dos veces al año, Lecompte alquilaba una avioneta particular para arrojar miles de esas copias sobre la selva, con la esperanza de aliviar el tormento de su mujer.
No se sabe si ella alguna vez vió las fotos. Lo que sí se supo hace dos meses, el mismo día que la rescataron, fue que Lecompte ya no estaba entre sus planes.
Vaya a saber qué sentimientos encienden y apagan seis años de ausencia.
Ninguna acción hubiera modificado el desenlace amoroso, salvo la de ahorrarse la fortuna que cuesta alquilar una avioneta.
Moraleja: si ya te revolvieron el guiso, no hay gestos caros que valgan.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo jo jo! Pobre loser, che...
Quíngrata reultó la ingrid.

Anónimo dijo...

Son las cosas de la vida, Gala. Sin fin ni principio, sin quién, cómo ni por qué.

Anónimo dijo...

Me hace acordar a una frase ñoña del secundario que bien podría integrar una tarjeta Junot para cortar simpáticamente a alguien: "el amor hace pasar el tiempo y el tiempo hace pasar el amor".
Pobre Lecompte!

Anónimo dijo...

Quien tanto tiempo se mete en la selva no puede evitar que la selva termine metida dentro de él; ella, en este caso. Nunca confíes en una Ingrid: dicho colombiano. sc

Anónimo dijo...

Ceci: Por qué "pobre"? Sabés lo que debe ser convivir con una adicta al poder, a la que ni seis años de secuestro le sacaron las ganas de ser candidata? Mamita!

Anónimo: qué dicho es ese?

lucas ignacio dijo...

entonces, sindrome de estocolmo a full.

Anónimo dijo...

Lucas: técnicamente, sí. Pero popularmente esas cosas tienen nombres más groseros

Anónimo dijo...

Muy buen relato, al que ni siquiera le hace falta la moraleja. Leer cosas como estas demuestran que la blogósfera -al fin y al cabo- sirve para algo.

Anónimo dijo...

Tux: seguro que no te equivocaste de blog?